1ª Leyenda de la Campanilla Guardián
La leyenda
cuenta que los espíritus malvados de las carreteras, se han enganchado a las
motos desde el comienzo de las motos.
Estos espíritus
malvados son responsables de las averías mecánicas y de la mala suerte durante
el viaje o ruta.
La leyenda dice
que para atrapar estos espíritus malvados hay que poner una pequeña campana en
la moto ya que el constante ruido de la campana no lo soportan y pierden las
fuerzas para seguir enganchados a las motos y se caen al suelo. Esto explica el
porqué de los clavos, palos y otras cosas que nos encontramos en las
carreteras.
La leyenda
también cuenta, que el poder de la campana Guardián, se multiplica cuando es
regalado o comprado por un amigo/a o una persona querida. Para demostrar a
alguien lo mucho que le quieres, regalarle una campana guardián para protegerle
de los espíritus malvados de la carretera. Compartiendo una campana guardián se
transfiere la buena suerte a la moto y a su conductor.
2ª Leyenda
de la Campanilla Guardián
¿Habéis
visto alguna vez una pequeña campanilla colgada debajo del radiador o parte
baja de una moto (normalmente custom) ¿Si?
Hace tiempo, en
una noche fría de Diciembre, un viejo motorista volvía de un viaje por el
desierto en moto con sus alforjas llenas de juguetes y de otras baratijas
que había comprado para un grupo niños que vivían cerca de donde él
trabajaba.
Mientras montaba
a lo largo de esa noche, pensaba lo afortunado que era él en su vida, por tener
un buen "compañer@" de viajes como lo era su moto que entendía su
necesidad de viajar por las carreteras. Como él lo llamaba, "esa vieja
", que no le había dejado tirado ni una vez en los muchos años y que había
compartido los caminos juntos tantas veces.
Cuando más se
adentraba en la noche y en el oscuro y frío desierto. El motorista no se dio
cuenta estaban al acecho un grupo pequeño de "espíritus malignos"
conocidos como GREMLINS DEL CAMINO".
Es sabido por
los motoristas la existencia en la carretera de obstáculos tales como zapatos,
palos y pedazos de viejos neumáticos. También clavos de ésos afilados y tantos
otros objetos que influyen en el rodar de una moto, no cabe duda que todos
estos obstáculos no aparecen de la nada, son los "GREMLINS DEL
CAMINO" los aprovechan en tirar todas estas cosas y tener una ocasión de
regocijo sobre sus malos actos.
Bien, este
motorista solitario entró a una curva a la luz de la Luna y los espíritus le
emboscaron, haciéndole caer contra el asfalto, rompiendo una de las alforjas y
perdiendo parte de los juguetes y baratijas.
También por mala
suerte, el motorista quedó atrapado por su moto y era incapaz de moverse.
Ocasión que los "GREMLINS DEL CAMINO" aprovecharon para salir de las
sombras y atacarlo.
El motorista no
estaba dispuesto a entregarse y comenzó a lanzarles los objetos que traía en
sus alforjas, mientras los espíritus seguían acercándose.
Finalmente, se
quedó sin nada que lanzar, pero, con una campana en la mano que podía hacer
usarla de arma. Así que empezó a agitar la campana de un lado a otro para
intentar golpear a sus acechadores y a su vez, la campana comenzó a sonar.
A lo lejos,
acampados en el desierto, estaban dos motoristas sentados alrededor de una
fogata mientras charlaban de su día de ruta. En la calma del aire de la noche
oyeron un sonido parecido al de campanas de iglesia, y dispuestos a investigar
fueron hacia dónde provenía el sonido. Ahí encontraron al viejo motorista al
borde de la carretera con los espíritus alrededor para atacarlo. Ni que decir
que no dudaron ni un momento en ayudar al motorista herido ahuyentando a los
"GREMLIMS DEL CAMINO".
Muy agradecido
el motorista por la ayuda, les ofreció pagarles, pero ellos rechazaron aceptar
cualquier tipo de pago:
-"Es la ley
de la carretera", dijeron, "Todos los motoristas nos tenemos que
ayudar en caso de apuro" No siendo él partidario de dejar pasar un noble
acto inadvertido, el viejo motorista cortó dos pedazos de cuero de sus alforjas
y les ató una campana cada uno. Enseguida las colocó en cada uno de las
motocicletas de los motoristas, tan cerca a la tierra como fue posible. Y
después les dijo:
- "Estas
campanas me salvaron a mí, y con esas campanas colocadas en sus motos, estarán
protegidos contra los "GREMLINS DEL CAMINO" ya que siempre que
estuviesen en un apuro, si la hacen sonar, un compañero motorista vendrá en su
ayuda".
Así que cuando
veas a un motorista con una campana, sabes que lo han bendecido con la cosa más
importante de la vida: "La amistad de un motorista compañero de ruta".
Por Oscar Cepeda.
Por Oscar Cepeda.
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